martes, 14 de junio de 2011

Todo el Patrimonio Cultural no puede conservarse...

El cambio de siglo conllevará nuevas formas de entender la relación con el Patrimonio Cultural. “La obsesión por conservarlo todo propia del siglo XX es insostenible por lo que tenemos que enfrentarnos a un expurgo ordenado, una selección de lo que debe mantenerse”, dijo este viernes la catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense, María Ángeles Querol, en la conferencia de clausura del ciclo El lugar escondido, celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife.

En su intervención María Ángeles Querol explicó que “no se trata de elegir qué se destruye, sino de ordenar con rigor qué no se destruirá”. La idea de “conservar” propia del siglo XX comienza a ser sustituida por la de “salvaguardar”. “Las cosas mueren, las costumbres cambian y las necesidades son otras” por lo que es necesario un “expurgo ordenado”, similar al que se hace con el patrimonio documental. Explicó que el “Patrimonio Cultural existe porque existe la sociedad”; son los “bienes que hemos heredado y decidimos que merece la pena conservar como nuestras señas de identidad histórica”. La catedrática centró su intervención en tres cuestiones: qué sabe la sociedad del Patrimonio Cultural, qué obtiene de él y qué futuro le aguarda.

Sobre las vías de acceso de la sociedad al Patrimonio Cultural, Querol señaló la educación y la información y afirmó que la puesta en marcha del Plan Bolonia ha supuesto para las universidades españolas “una nueva dimensión” con la implantación de Grados y Postgrados dedicados en exclusiva a las diferentes ramas del Patrimonio. Añadió que el modelo educativo ha subrayado la idea de Patrimonio Cultural como “seña de identidad”, algo que puede ser “positivo, pero también negativo porque nos diferencia y nos coloca frente al otro, no como seres humanos, sino como seres tinerfeños o de un determinado lugar, algo completamente distinto”.

En cuanto al beneficio que puede obtener una sociedad de su Patrimonio Cultural, explicó que puede ser “de visita, de vida y de trabajo” y señaló cinco cuestiones a tener en cuenta: la hibridación entre pasado y presente que suele dominar el discurso sobre el Patrimonio, su banalización y la visión acrítica del pasado que suele acompañarlo y dos limitaciones: el respeto por las personas y la sostenibilidad. Para Querol el futuro del patrimonio debe pasar forzosamente por una revisión de la idea de “conservar”. “Existen muchísimos Bienes Culturales desiertos, que nadie visita” por lo que “tenemos que enfrentarnos a un expurgo ordenado, una destrucción ordenada porque todo no puede conservarse, es insostenible”, dijo. “La idea no es decir qué se destruye sino ordenar qué no se destruye”.



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